10 CONSEJOS SOBRE LA FIBROMIALGIA

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10 consejos contra la fibromialgia

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Autor: Hogarmania

10 consejos para aprender a controlar la fibromialgia, la causa más frecuente de dolor generalizado que se caracteriza por debilidad, dolores musculares y articulares.

La fibromialgia es un trastorno que afecta a entre el 2% y 4% de la población española, la mayoría mujeres (90%). Una enfermedad que se caracteriza por la presencia de un intenso dolor generalizado crónico, con fatiga que no mejora con el reposo, insomnio y otros síntomas, como hormigueo en las extremidades, trastornos abdominales, necesidad de orinar con frecuencia, ansiedady depresión. Sin embargo, a pesar de tantos síntomas no se puede detectar anomalías en el organismo ni con análisis ni radiografías por lo que es difícil su diagnóstico y tratamiento ya que además se desconoce la causa de la enfermedad.

La Sociedad Española de Reumatología propone este decálogo de ayuda para controlar la fibromialgia.

10 consejos para controlar la fibromialgia

Aceptar el dolor
No hay recetas ni píldoras mágicas para la fibromialgia y el dolor crónico, ni un tratamiento que elimine rápidamente los síntomas. Por ello, el primer paso para controlarlo es aceptarlo y asumir que el dolor puede persistir y formar parte de su vida. Reconocer la realidad es el primer paso para aprender a reconocer el dolor y a saber lo que lo mejora o empeora, y entonces podemos buscar soluciones y volver a disfrutar de la vida.

Controlar las emociones
La fibromialgia, y el dolor crónico que produce, suele cambiar las emociones y comportamiento. Muchas personas desarrollan sentimientos negativos que antes no presentaban como enfado e ira, depresión, frustración, sensación de fracaso, culpa y vergüenza. Conviene aprender a controlarlos para que no se cronifiquen. Su enfermedad no puede curarse pero puede tratarse y controlarse. Se realista y planteate objetivos alcanzables.

Controlar el estrés
Muchos pequeños acontecimientos de la vida diaria provocan estrés, que puede venir de circunstancias familiares o laborales, de problemas económicos o de salud, también de una actitud perfeccionista. La mejor manera de combatirlo es, en primer lugar, reconocer la causa y evitarlas situaciones que lo favorezcan. También es útil organizar y planificar nuestras actividades diarias, y dedica tiempo a la relajación. Esta se practica siguiendo determinadas técnicas, como la respiración profunda o relajación muscular, que pueden aprenderse con un corto entrenamiento.

Evitar la fatiga
Tan negativo es permanecer en inactividad, como realizar un número excesivo de tareas. Si gastamos nuestras energías intentando cumplir demasiados objetivos, la fatiga y el dolor aparecerán sin remedio. Examina cuáles son tus obligaciones y tareas diarias, y valora realmente si no hay un exceso de trabajo en tu vida. No intentes ser excesivamente perfeccionista, planea tus obligaciones, y elimina o delega aquellas que no sean estrictamente necesarias. Intercala periodos de descanso entre los de actividad, y haz tus tareas a un ritmo que puedas controlar.

Hacer ejercicio
El ejercicio es posiblemente el aspecto terapéutico más importante para el tratamiento de la fibromialgia. Mantiene en forma los músculos, pone a punto el sistema cardiovascular, favorece el sueño, mejora la sensación de fatiga y disminuye el color, la ansiedad y depresión. Lo mejor para esta enfermedad es el ejercicio aeróbico que incrementa la frecuencia cardiaca y el consumo de oxígeno como caminar, correr, andar en bicicleta o bailar. Comienza a realizar el ejercicio de una forma suave y aumenta progresivamente su intensidad y duración, hasta realizarlo de 20 a 40 minutos, como mínimo 3 días a la semana.

Relacionarse con los demás
Con frecuencia es frustrante para las personas con fibromialgia, la falta comprensión de los familiares y amigos ya que el dolor no es perceptible fácilmente para los que conviven con nosotros, y eso puede generar sentimientos de duda sobre la realidad de la enfermedad. Al sentirse incomprendido, se tiende al aislamiento y esto perjudica el control del dolor. La comunicación con las personas que nos rodean se vuelve muy importante, diles a los demás lo que te pasa, y cómo no puedes hacer siempre las cosas que hacías antes. Pide ayuda si la necesitas, y no rechaces la compañía de otros. El apoyo de nuestros vecinos, familiares y amigos, ayuda a mejorar con más rapidez y afrontar mejor la enfermedad.

Proteger la salud
La depresión que el dolor crónico puede acarrear hace que se abandonen los buenos hábitos de salud, que sirven para todas las personas, incluidas las que tienen fibromialgia. El tabaco, que es nocivo para cualquier aspecto de la salud, es también un excitante del sistema nervioso que hará más difícil controlar el dolor. Lo mismo ocurre con la cafeína y el exceso de alcohol, el cual puede además interferir con su medicación. Vigila su peso, y haz ejercicio para mantenerte en forma.

Precaución con los medicamentos
Muchos de los síntomas de la fibromialgia mejoran con medicación. Los analgésicos y antinflamatorios, que tan eficaces resultan en el dolor agudo, no funcionan tan bien en el dolor crónico de la fibromialgia. Existen analgésicos más potentes, los opiáceos, que pueden ser empleados en la fibromialgia, siempre que los recomiende un médico experto. Otros fármacos, como los anticonvulsivantes y los antidepresivos también pueden disminuir el dolor. Existen medicamentos que pueden mejorar el sueño, los trastornos psicológicos, las molestias intestinales, etc…pero, lo más importante es que la persona que padece esta enfermedad evite automedicarse.

Medicinas alternativas
Como los medicamentos suelen tener un resultado parcial es habitual que muchos enfermos busquen soluciones en las terapias alternativas. Algunas de estas terapias mejoran el dolor y pueden favorecer el control de estrés, como el yoga, la acupuntura, quiropraxis, masaje, Tai-Chi, homeopatía…La medicina alternativa no está regulada por las guías médicas por lo que recomienda consultar siempre con su médico antes de comenzar cualquier terapia de medicina alternativa, ya que algunas pueden interferir con el tratamiento estándar o habitual.

Ser constante
La paciencia es una virtud importante, conseguir resultados puede tardar algún tiempo. No lo eches todo a perder porque tenga un “día malo” ya que, aunque hayas conseguido estabilizar la enfermedad, los “días malos” inevitablemente aparecerán y debes estar preparado para afrontarlos. En esos días, sal de casa y relaciónate con los demás, mantén tus compromisos habituales y procura dedicar más tiempo a relajarte.